En las profundidades del océano, junto a fuentes hidrotermales donde el agua brota a temperaturas extremas y cargada de compuestos tóxicos como el sulfuro de hidrógeno, vive una de las criaturas más desconcertantes de la biología marina: el gusano gigante de tubo (Riftia pachyptila).
Este invertebrado puede alcanzar hasta 2,5 metros de longitud y habita en tubos blancos que emergen como chimeneas del lecho marino. Lo más sorprendente no es su tamaño, sino su anatomía: no tiene boca, ni estómago, ni sistema digestivo tradicional. Aun así, prospera en un entorno que mataría a casi cualquier otro ser vivo.
Fue descubierto en 1977
Este gusano, descubierto en 1977 durante una expedición a las dorsales oceánicas del Pacífico, vive gracias a una alianza simbiótica única con bacterias quimiosintéticas alojadas en un órgano interno llamado trofosoma. Estas bacterias utilizan los compuestos químicos del agua caliente —especialmente el sulfuro— para producir energía, en un proceso similar a la fotosíntesis, pero sin luz solar. Es decir, Riftia pachyptila se alimenta indirectamente del calor y los minerales de la Tierra, lo que lo convierte en un ejemplo de vida basada en una bioquímica radicalmente distinta a la que conocemos en la superficie.
Su presencia no solo desafía nuestras ideas sobre los límites de la vida, sino que también ha generado gran interés entre astrobiólogos. Las condiciones extremas en las que sobrevive este gusano son parecidas a las que podrían existir en lunas heladas como Europa (de Júpiter) o Encélado (de Saturno), donde se sospecha que podría haber océanos subterráneos con actividad hidrotermal. Como explican investigadores del Woods Hole Oceanographic Institution, estudiar organismos como Riftia ayuda a expandir nuestra comprensión sobre dónde podría hallarse vida en el universo.
Soporta altas presiones, sin luz y temperaturas extremas
El gusano gigante de tubo también ha mostrado una resistencia biológica sorprendente. Puede vivir en completa oscuridad, soportar altas presiones y temperaturas fluctuantes, y colonizar rápidamente nuevos respiraderos hidrotermales tras erupciones volcánicas submarinas. Algunos estudios, como los publicados en Nature Ecology & Evolution, han documentado su rápido crecimiento y reproducción, aspectos que desafían modelos previos sobre la vida en ecosistemas extremos. En pocos años, pueden formar colonias densas de miles de individuos, generando entornos únicos de biodiversidad.
Lo que parecía un simple gusano marino se ha revelado como una criatura digna de estudio intensivo. Sin boca ni intestino, y aun así plenamente funcional, Riftia pachyptila es un recordatorio de que la vida no sigue un solo patrón. En lo más profundo de nuestro planeta, estas formas biológicas insólitas no solo sobreviven, sino que prosperan.
