En Corea del Sur, un fenómeno cultural y financiero está redefiniendo la infancia: regalar acciones bursátiles en lugar de juguetes. Lo que comenzó como una medida aislada por parte de algunos padres preocupados por el futuro de sus hijos se ha transformado en una tendencia generalizada.
Según cifras recientes, ya existen más de 1,2 millones de cuentas de inversión a nombre de menores en el país, impulsadas por ventajas fiscales y una creciente cultura de alfabetización financiera desde edades tempranas. Regalos tradicionales como peluches o videojuegos están siendo sustituidos por participaciones en empresas como Tesla, Apple, Nvidia o fondos indexados al S&P 500; según recoge Xataka mencionando medios locales del país.
Es una manera de suplir la incertidumbre del futuro
El trasfondo de esta estrategia va más allá del ahorro. Para muchos progenitores, el objetivo es preparar a sus hijos para un entorno económico cada vez más complejo e incierto, en el que conceptos como inflación, dividendos o rendimiento compuesto forman parte del día a día. La prensa surcoreana destaca el caso de Lee, un oficinista que desde hace siete años entrega a su hijo acciones bursátiles en fechas señaladas. Aunque el niño aún no muestra interés por esos activos, su padre considera que está sentando las bases de una comprensión económica futura. En sus palabras, “invertir en acciones no es solo un regalo: es una lección de vida”.
La ley lo permite
El Estado también parece haber entendido el potencial pedagógico de estas prácticas. Las autoridades permiten transferencias libres de impuestos de hasta 20 millones de won (unos 14.000 euros) por hijo cada década, lo que convierte la inversión temprana en un vehículo fiscalmente eficiente. Si ese capital se invierte con una rentabilidad media del 7 % anual, podría multiplicarse por más de tres en dos décadas, según cálculos compartidos por medios como The Korean Times. Esta planificación anticipada refleja una visión de largo plazo poco habitual en otras sociedades, donde hablar de dinero con menores sigue siendo un tabú.

Las corredoras de bolsa han sabido capitalizar esta nueva sensibilidad. En fechas como el Día del Niño, plataformas como Mirae Asset Securities o Kiwoom ofrecen incentivos financieros y formación básica en economía. Kiwoom, por ejemplo, no solo gestiona medio millón de cuentas infantiles, sino que ha creado un canal de YouTube donde enseña a los menores nociones bursátiles mediante contenido adaptado. Este tipo de iniciativas no solo fideliza futuros clientes, sino que convierte al mercado en un espacio familiar desde la infancia. El capital, en este contexto, se convierte en un lenguaje que se aprende antes incluso que a escribir.